"Ayer dejamos todo en el olvido,
cegados por el astro incandescente
que una noche miramos al Oriente,
tal la alquimia del oro prometido.
No hemos hallado el Fénix, ni su nido,
ni el agua que da vida eternamente,
sólo la arena, el sol, la sed candente
y de la hiena el grito y el aullido.
A veces, el hastío nos envuelve
y la luz del desierto interminable,
a veces, el furor de lo innombrable.
Quisiéramos volver, mas no se vuelve,
cuando el fulgor de un astro abre el ensueño
de venerar a Dios en un pequeño".
Javier Sicilia
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