"Cuando era niño esperaba los capítulos de Batman en los que aparecía el Joker interpretado por el gran Cesar Romero. Cuando vi en el cine El Guasón de Jack Nicholson, dirigida por Tim Burton, me pareció insuperable. Hasta que vi el que interpretó Head Ledger en El Caballero de la Noche, el film de Christopher Nolan.
Lo que han hecho Joaquin Phoenix con Todd Phillips no tiene nombre. Dicen que algunas personas han abandonado la sala antes de tiempo, aterrorizados, que otros han salido más locos de lo que entraron, que incita a la violencia, a una revuelta social, o a un crimen masivo. Todo puede ser. También que esta película hace del crimen y la locura una poesía.
Simplemente se trata del más agresivo, provocador e inquietante de los Jokers que hemos visto en la historia del cine.
La construcción del personaje, la música original y clásica, la paleta de colores, todo está al servicio de penetrar en el interior de la locura.
Arthur Fleck, con esa carcajada involuntaria e inoportuna no encaja en la sociedad. Pero no sólo es un ser marginal, tiene que soportar el maltrato y el rechazo de todo el mundo.
La historia nos hace entender por qué le pasa lo que le pasa a ese hombre flaco y desgarbado que no entra en los parámetros de esa normalidad que la sociedad impone. Podemos analizar los hechos y significantes que lo determinaron, las dificultades que puede implicar para alguien el entorno social, la importancia de la responsabilidad subjetiva en las decisiones que se toman. El Guasón nos mete en el corazón de una mente conflictiva y las contradicciones que es capaz de padecer y generar. En lo problemático de la relación con la madre, en la ausencia de la función paterna, en la búsqueda imaginaria e inútil de un síntoma capaz de estabilizarlo, en el encuentro con una nominación que no conviene a lo social, en lo que implica ser el desperdicio de una sociedad de consumo. Todo eso y más hilvanado por un goce estridente que ninguna risa es capaz de apagar. Una risa que es una expresión de dolor en lugar de alegría.
En ese extraño límite que existe entre la tragedia y la comedia el personaje nos invita a bailar, a hamacarnos, a salir corriendo, a procurar escapar inútilmente de la locura.
Si Joaquin Phoenix no gana el Oscar no resultaría extraño que un grupo de sujetos con máscaras de payasos tome la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas para manifestarse contra la injusticia de una sociedad donde sólo triunfan los poderosos.
Phoenix se ha preguntado, sorprendido por las reacciones negativas que despertó la película: ¿acaso no es bueno hablar de aquello del mundo real que produce violencia?
Es improbable calcular lo que es capaz de disparar esta obra en la mentalidad de alguien. Pero no hay dudas que nos confronta con el Guasón que todos llevamos dentro. Con nuestra propia locura, con nuestra propia violencia".
Luis Darío Salamone
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