martes, junio 29

Admirable

"La admiración es más un fetiche que una expresión de afecto, tomas como referencia al otro para interiorizarle (devorarle). Por eso es tan común que la admiración sea un condicionante: “te admiro mientras circules en mi radar…”. Es cosificar al otro mientras que el afecto pasa por otras operaciones".

domingo, junio 27

Just we two


 

Las piedras del fondo

"El deseo ha descendido tanto que ha dejado ver las piedras del fondo, las pulsaciones pétreas han expuesto un cansancio de la humanidad a los fluidos y a la esperanza de correspondencia entre la primera y segunda persona del singular: “Tú y yo” hemos vivido la mayor bajamar sexual de la historia de la humanidad. La calentura y el virus no se han llevado bien, y nosotros en medio hemos padecido el mayor desencuentro sexual en la historia de la humanidad. 

Si el deseo nos ha vuelto seres humanos, este tiempo de comienzos de siglo XXI nos anoticia que lo sexual puede olvidarse, que podría convertirse en una pastilla que se toma cada tanto tiempo. Hemos tomado la decisión que lo sexual deje de molestar, basta a esa incansable historia de desencuentros. Personas dejadas, suicidios amorosas, la expectativa de encontrar al príncipe azul, la esperanza de meternos por esa cueva virgen de pisada humana, todo eso ha pasado a mejor vida. La muerte del deseo sexual ha dejado lugar a prácticas autoeróticas adictivas como sacarse miles de selfies por día, y subir emoyis de los besos que jamás daremos.

Pero ¿no puede ser que estemos confundiendo nuestra realidad con lo que realmente pasó? Ustedes lo dirán, quizás ya veníamos mal y este tiempo de no salir, de no encuentro, de no mezclar manos y órganos sexuales sólo hizo emerger lo que ya estaba en ciernes. La vida capitalista nos deja demasiado exhaustos para pensar en otra cosa que tener una relación sexual de “dorapa” y al paso, sacarse las ganas y seguir adelante en las miles de fiestas donde lo sexual es en la oscuridad y preferentemente sin preguntar nombre y lugar de residencia, por las dudas de que podamos ser extorcionados, engañados, bullineados, grumiedos. 

No podemos dejar de pensar que hemos inventado un montón de nuevas palabras que hablan de las nuevas acciones que llevamos a cabo hoy en día dentro de las múltiples pantallas que si faltaba decirlo no son acciones sexuales y preferente se llevan en una mano, en la mano que tenemos nuestro celular que sólo nos deja la otra libre y… es difícil bajar un pantalón, desabrochar un corpiño con una sola mano. 

Para algunas actividades humanas son necesarias ambas manos pero gracias al celular me comunico con vos, para qué dejar los encuentros virtuales si se han vuelto tan apasionados y los encuentros presenciales tan dificultosos. Sabemos que en el acto sexual existe la previa, el calentamiento, el momento de la promesa, lo que te voy a hacer, lo que vas a sentir, lo que abriré sólo para vos, lo que entregararemos al altar del ser y no ser.

Siempre lo sexual es la promesa de lo que se encontrará pero ahí van ellos/ellas dos, contrariando las medidas de salud pública a besarse por las calles, a meterse manos hasta dónde alcanzan los dedos, a suplantar el celular que sigue chillando por la falta de interés y suena y suena y desconcentra tanto a él como a ella, o a ellos o a ellas. ¿Quién podrá ser? Nunca se detiene la curiosidad humana, ¿quién se ha acordado de mí en este momento?, seguramente podrá ser alguien que me anoticia de que algo está pasando en otro lugar del que estoy viviendo ahora, y debo detener la pasión para conocer quién manda mensajes.

Desconcentrados frente a tanta curiosidad por lo que no está, cualquier mínimo impedimento les hace pensar que sería mejor dejarlo para otro día. Ya han llegado hasta allí, terminar con la escena sería quizás la demostración de que el ser humano ha perdido algo de ese juego erótico, quizás esperar que en otro siglo, en otra época, en un ratito vuelvan las artes escondidas del placer y de la entrega al otro, cuando la mayor parte del tiempo corremos como locos para terminar las miles de tareas que tenemos pendientes, hoy parece que no es el momento". 


Martin Smud

sábado, junio 26

Vínculos


La esposa de Aristóteles

"Jantipa (o Xantipa), la esposa del filósofo ateniense Sócrates, era una mujer inquieta, de mucho temperamento, y a la que le gustaba (como es normal) tener ingresos suficientes para por lo menos comer cada día. Pero a Sócrates lo de llevar dinero a casa no era lo que más le preocupaba, ya que él era un filósofo, y no se detenía en los detalles nimios de la cotidianidad, además, con los bienes que le había dejado su padre al morir, podía vivir modesta y austeramente sin preocupaciones económicas que le impidiesen dedicarse a la filosofía. 

Sócrates no fundó una escuela de filosofía, sino que salía a explicarla gratis por calles y plazas, dando lecciones públicas a todo el que quería escucharle; y no sólo no ganaba ni un dracma con ello, sino que a los alumnos más aplicados los invitaba a comer a su casa. Con esto, el mal carácter de Jantipa se revelaba en toda su extensión.

Esta actitud descuidada de Sócrates enfurecía a su esposa Jantipa, y ella siempre le recriminaba su poco interés por llevar un jornal a casa, y las disputas entre el matrimonio eran constantes. Se dice que un día Jantipa quiso pegarle con la escoba, porque habiéndole encargado que al volver a casa comprase una cacerola, el filósofo se olvidó del encargo y se excusó diciendo: "¿Para qué queremos cacerola si no tenemos qué poner en ella?". 

Y así, cuentan que en una de sus frecuentes discusiones, Jantipa estaba abroncando a Sócrates a voz en grito. Su mujer lo insultaba y ofendía a la vez que le decía que la había engañado al casarse con ella. Sócrates paciente escuchaba...escuchaba...Y escuchaba. 

Sin terminar la discusión, Sócrates ya cansado no pudo más y salió a la puerta de su casa a tomar el aire, pues la tensión dentro de su vivienda se hacía insoportable. Pero a su mujer Jantipa esto le pareció un desplante de Sócrates, lo que la enfureció todavía más, y cogiendo un recipiente con agua sucia salió detrás del filósofo y se la arrojó por encima.

Sócrates muy tranquilo ante todo ni se inmutó. Simplemente se limitó a decir: "No es de extrañar que tras los truenos, llegue la lluvia"...

La animadversión entre los dos cónyuges duró toda la vida, lo cual no fue óbice para que Jantipa estuviera al lado del filósofo ateniense y lo reconfortara en los momentos de su muerte, cuando fue condenado a suicidarse ingiriendo cicuta, pero esa...ya es otra historia...

🔹NOTA: 

Muchas de las anécdotas que conocemos hoy del filósofo ateniense fueron trasmitidas por sus discípulos, como Jenofonte o Platón. O discípulos de estos como Aristóteles. 

Respecto a la esposa de Sócrates, Jantipa,(o Xantipa), algunos autores señalan que se irritaba a menudo con Sócrates debido al poco sentido práctico del filósofo, mientras que Platón indica que no se llevaban tan mal. Tuvieron tres hijos, pero no parece que heredaran las aptitudes de su padre, pues Aristóteles afirma que no destacaron en ningún aspecto".

viernes, junio 25

Agua dulce

"Con el pasar de los años
he aprendido en la vida
que se vive intensamente
porque si no, se termina. 

Con el pasar de los años, 
el cariño es más bueno, 
se aprecia lo que se tiene
y se respeta lo ajeno. 

Con el pasar de los años, 
hay que dar bien los pasos, 
tomar el mejor camino
aunque se te haga el más largo. 

Con el pasar de los años, 
de las penas se aprende, 
el corazón se hace duro
y el sentimiento más fuerte. 

Agua dulce, agua salá, 
por agua viene, por agua se va, 
agua dulce, agua salá, 
bendita la vida, te quita y te da".


Sabia memoria


 

jueves, junio 24

Cinco secretos


 "Se te da bien fingir ante los demás que todo marcha adecuadamente en tu vida. Pero de noche, ya ante el espejo y sin espectadores, ¿puedes seguir mintiéndote a ti mismo? ¿Puedes seguir evadiendo la mirada de aquel que se refleja frente a ti, y hacer simplemente como si nada, como si tu silencio, que desde hace tiempo clama por ayuda, no existiese en realidad?"


Gian F. Huacache 

Tractatus suicidalis

 


« Qué conclusión tan terrible la del suicida: "Ya estoy muerto" ».


Hermann Burger

Leer te hace libre


 

miércoles, junio 23

El hombre muerto

 “El hombre y su machete acababan de limpiar la quinta calle del bananal. Faltábanles aún dos calles; pero como en éstas abundaban las chircas y malvas silvestres, la tarea que tenían por delante era muy poca cosa. El hombre echó, en consecuencia, una mirada satisfecha a los arbustos rozados y cruzó el alambrado para tenderse un rato en la gramilla. Mas al bajar el alambre de púa y pasar el cuerpo, su pie izquierdo resbaló sobre un trozo de corteza desprendida del poste, a tiempo que el machete se le escapaba de la mano. Mientras caía, el hombre tuvo la impresión sumamente lejana de no ver el machete de plano en el suelo.

Ya estaba tendido en la gramilla, acostado sobre el lado derecho, tal como él quería. La boca, que acababa de abrírsele en toda su extensión, acababa también de cerrarse. Estaba como hubiera deseado estar, las rodillas dobladas y la mano izquierda sobre el pecho. Sólo que tras el antebrazo, e inmediatamente por debajo del cinto, surgían de su camisa el puño y la mitad de la hoja del machete, pero el resto no se veía.

El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete, húmeda aún del sudor de su mano. Apreció mentalmente la extensión y la trayectoria del machete dentro de su vientre, y adquirió fría, matemática e inexorable, la seguridad de que acababa de llegar al término de su existencia. La muerte. En el transcurso de la vida se piensa muchas veces en que un día, tras años, meses, semanas y días preparatorios, llegaremos a nuestro turno al umbral de la muerte. Es la ley fatal, aceptada y prevista; tanto, que solemos dejarnos llevar placenteramente por la imaginación a ese momento, supremo entre todos, en que lanzamos el último suspiro. Pero entre el instante actual y esa postrera expiración, ¡qué de sueños, trastornos, esperanzas y dramas presumimos en nuestra vida! ¡Qué nos reserva aún esta existencia llena de vigor, antes de su eliminación del escenario humano! Es éste el consuelo, el placer y la razón de nuestras divagaciones mortuorias: ¡Tan lejos está la muerte, y tan imprevisto lo que debemos vivir aún! ¿Aún…?

No han pasado dos segundos: el sol está exactamente a la misma altura; las sombras no han avanzado un milímetro. Bruscamente, acaban de resolverse para el hombre tendido las divagaciones a largo plazo: se está muriendo. Muerto. Puede considerarse muerto en su cómoda postura. Pero el hombre abre los ojos y mira. ¿Qué tiempo ha pasado? ¿Qué cataclismo ha sobrevivido en el mundo? ¿Qué trastorno de la naturaleza trasuda el horrible acontecimiento?

Va a morir. Fría, fatal e ineludiblemente, va a morir.

El hombre resiste -¡es tan imprevisto ese horror!- y piensa: es una pesadilla; ¡esto es! ¿Qué ha cambiado? Nada. Y mira: ¿no es acaso ese el bananal? ¿No viene todas las mañanas a limpiarlo? ¿Quién lo conoce como él? Ve perfectamente el bananal, muy raleado, y las anchas hojas desnudas al sol. Allí están, muy cerca, deshilachadas por el viento. Pero ahora no se mueven… Es la calma del mediodía; pero deben ser las doce. Por entre los bananos, allá arriba, el hombre ve desde el duro suelo el techo rojo de su casa. A la izquierda entrevé el monte y la capuera de canelas. No alcanza a ver más, pero sabe muy bien que a sus espaldas está el camino al puerto nuevo; y que en la dirección de su cabeza, allá abajo, yace en el fondo del valle el Paraná dormido como un lago. Todo, todo exactamente como siempre; el sol de fuego, el aire vibrante y solitario, los bananos inmóviles, el alambrado de postes muy gruesos y altos que pronto tendrá que cambiar…

¡Muerto! ¿pero es posible? ¿no es éste uno de los tantos días en que ha salido al amanecer de su casa con el machete en la mano? ¿No está allí mismo con el machete en la mano? ¿No está allí mismo, a cuatro metros de él, su caballo, su malacara, oliendo parsimoniosamente el alambre de púa? ¡Pero sí! Alguien silba. No puede ver, porque está de espaldas al camino; mas siente resonar en el puentecito los pasos del caballo… Es el muchacho que pasa todas las mañanas hacia el puerto nuevo, a las once y media. Y siempre silbando… Desde el poste descascarado que toca casi con las botas, hasta el cerco vivo de monte que separa el bananal del camino, hay quince metros largos. Lo sabe perfectamente bien, porque él mismo, al levantar el alambrado, midió la distancia.

¿Qué pasa, entonces? ¿Es ése o no un natural mediodía de los tantos en Misiones, en su monte, en su potrero, en el bananal ralo? ¡Sin duda! Gramilla corta, conos de hormigas, silencio, sol a plomo… Nada, nada ha cambiado. Sólo él es distinto. Desde hace dos minutos su persona, su personalidad viviente, nada tiene ya que ver ni con el potrero, que formó él mismo a azada, durante cinco meses consecutivos, ni con el bananal, obras de sus solas manos. Ni con su familia. Ha sido arrancado bruscamente, naturalmente, por obra de una cáscara lustrosa y un machete en el vientre. Hace dos minutos: Se muere.

El hombre muy fatigado y tendido en la gramilla sobre el costado derecho, se resiste siempre a admitir un fenómeno de esa trascendencia, ante el aspecto normal y monótono de cuanto mira. Sabe bien la hora: las once y media… El muchacho de todos los días acaba de pasar el puente.

¡Pero no es posible que haya resbalado…! El mango de su machete (pronto deberá cambiarlo por otro; tiene ya poco vuelo) estaba perfectamente oprimido entre su mano izquierda y el alambre de púa. Tras diez años de bosque, él sabe muy bien cómo se maneja un machete de monte. Está solamente muy fatigado del trabajo de esa mañana, y descansa un rato como de costumbre. ¿La prueba…? ¡Pero esa gramilla que entra ahora por la comisura de su boca la plantó él mismo en panes de tierra distantes un metro uno de otro! ¡Ya ése es su bananal; y ése es su malacara, resoplando cauteloso ante las púas del alambre! Lo ve perfectamente; sabe que no se atreve a doblar la esquina del alambrado, porque él está echado casi al pie del poste. Lo distingue muy bien; y ve los hilos oscuros de sudor que arrancan de la cruz y del anca. El sol cae a plomo, y la calma es muy grande, pues ni un fleco de los bananos se mueve. Todos los días, como ése, ha visto las mismas cosas.

…Muy fatigado, pero descansa solo. Deben de haber pasado ya varios minutos… Y a las doce menos cuarto, desde allá arriba, desde el chalet de techo rojo, se desprenderán hacia el bananal su mujer y sus dos hijos, a buscarlo para almorzar. Oye siempre, antes que las demás, la voz de su chico menor que quiere soltarse de la mano de su madre: ¡Piapiá! ¡Piapiá!

¿No es eso…? ¡Claro, oye! Ya es la hora. Oye efectivamente la voz de su hijo… ¡Qué pesadilla…! ¡Pero es uno de los tantos días, trivial como todos, claro está! Luz excesiva, sombras amarillentas, calor silencioso de horno sobre la carne, que hace sudar al malacara inmóvil ante el bananal prohibido.

…Muy cansado, mucho, pero nada más. ¡Cuántas veces, a mediodía como ahora, ha cruzado volviendo a casa ese potrero, que era capuera cuando él llegó, y antes había sido monte virgen! Volvía entonces, muy fatigado también, con su machete pendiente de la mano izquierda, a lentos pasos. Puede aún alejarse con la mente, si quiere; puede si quiere abandonar un instante su cuerpo y ver desde el tejamar por él construido, el trivial paisaje de siempre: el pedregullo volcánico con gramas rígidas; el bananal y su arena roja: el alambrado empequeñecido en la pendiente, que se acoda hacia el camino. Y más lejos aún ver el potrero, obra sola de sus manos. Y al pie de un poste descascarado, echado sobre el costado derecho y las piernas recogidas, exactamente como todos los días, puede verse a él mismo, como un pequeño bulto asoleado sobre la gramilla -descansando, porque está muy cansado.

Pero el caballo rayado de sudor, e inmóvil de cautela ante el esquinado del alambrado, ve también al hombre en el suelo y no se atreve a costear el bananal como desearía. Ante las voces que ya están próximas -¡Piapiá!- vuelve un largo, largo rato las orejas inmóviles al bulto: y tranquilizado al fin, se decide a pasar entre el poste y el hombre tendido que ya ha descansado".


Horacio Quiroga

lunes, junio 21

Simulacros

"El simulacro es una representación de lo postraumático, sin embargo ahí hay un elemento de goce. Un simulacro es una recreación de lo trágico, por tanto también es una repetición, se realiza para que cuando suceda lo trágico uno vaya preparado y así la tragedia no penalice, sin embargo no salimos de la referencia, en una recreación uno tiene el elemento de gozar que la tragedia está controlada, que aquello que pasó no penaliza, que se está preparado para la tragedia. Por eso para muchos la vida es un simulacro".


Clínica de las emociones

sábado, junio 19

Fallaste

"Fallaste como papá, cuando te tienen que poner un abogado para que te recuerde tus responsabilidades, cuando la justicia te tiene que hacer cumplir con tus obligaciones. Fallaste como papá, cuando te obligan a querer a un hijo porque no te nace hacerlo, porque te aburre dedicarle tiempo, porque "te cansas" y te quejas de las visitas que a veces le haces, porque es más fácil hablar mal de su madre que hacer lo correcto, cuando no te interesa si come, si le falta algo, si vive, si está bien, si se enferma, si necesita apoyo. Fallaste como papá, al no estar presente y ver lo hermoso que es verlo crecer. Fallaste como papá, al olvidarlo y dejarlo fuera de tu vida "por disfrutar la tuya", fallaste, fallaste y fallaste. Fallaste como persona, como hombre, como todo fallaste. No pretendas cosechar amor, si lo único que has sembrado es tristeza y un silencio enorme en un ser humano que sólo quería un poco de tu  tiempo, que lo merecía y al cual no elegiste. Fallaste y dudo que te aplaudan por ello."

viernes, junio 18

Soy

 

"En algunos cuentos fui la mala, en otros, tal vez, sólo una tonta.


En algunas memorias tengo cuernos, en otras tengo alas.


Fui.

Soy.

Tal vez.

Quizá. 


Todo lo que digan de mí no me pertenece, no es mío, le pertenece a aquellas personas que viven a través de lo que piensan de mí. 


A mí me pertenece mi vida:

Mejorar.

No repetir.

Curarme las heridas.


Para algunos fui una pesadilla, para otros soy un sueño hecho realidad. Para mí, sólo soy un ser humano".

Sólo hazlo

"Los ajustes psíquicos no siempre pasan por el entendimiento, la lógica, el razonamiento o la comprensión, eso de “debo entenderlo para cambiar” es una ilusión, a veces sólo haces y posteriormente viene la comprensión, a veces no comprendes nada sino que simplemente experimentas balance y ya". 

Un día


 

jueves, junio 17

Are you satisfied?


 

La soledad de Márquez


 

Análisis de niños y la pasión familiar

"Tanto del lado de las ficciones jurídicas como del lado de las ficciones científicas no se podrá jamás dar cuenta del punto de real que constituye el origen subjetivo de cada uno: la malformación del deseo del cual cada uno proviene. No la mala formación genética sino la malformación del encuentro fracasado entre los deseos que nos lanzaron al mundo.

El fracaso, en su particularidad, del encuentro entre los sexos –y poco importa ellos sean o no del mismo sexo– y del deseo del niño continuará siendo el del encuentro del paraguas y de la máquina de coser sobre la mesa de disecación... ¿Quién podría saber de qué bizarría del goce nació? El origen mítico que sustenta a las ficciones no impedirá jamás que cualquiera se interrogue en ese punto, que ninguna versión sobre el origen puede resolver, del misterio del “¿quién soy?”, redoblado por la imposibilidad de ser causa de sí mismo".


Eric Laurent, "Análisis de niños y la pasión familiar". Revista Enlaces nº 22. p. 106.

miércoles, junio 16

Textum

“Quien escribe, teje. Texto proviene del latín, ‘textum’ que significa tejido. Con hilos de palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo. Los textos son como nosotros: tejidos que andan”.


Eduardo Galeano

lunes, junio 14

El goce parasitario

"Hace años se inundaba la casa en donde vivía y Skinner lo sufrió, a partir de ahí se altera bastante con la lluvia, afortunadamente su amo es psicólogo y se ha percatado de su “goce” (este goce favorece que nunca se cure). La cosa es que ahora en donde vivo hay una sección que está techada y libre de los efectos de la lluvia, aparte de que aquí no se inunda, entonces antes cada que llovía metía al perrete a la casa (no tenía a Simba y no había problema), pero ahora cuando llueve, el perrete no se refugia en la zona techada, se empapa, llora y rasca en la puerta principal, entonces me tengo que rendir ante semejante perrete sufriente y empapado, lo meto, lo seco, una vez adentro le roba las croquetas a Simba y lo corretea. Todo esto que hace el perrete me recuerda la función de un síntoma neurótico y su goce, hacemos acciones que nos provocan sufrimiento porque a través de ellas conseguimos cosas, por eso caemos en lo mismo constantemente. La cosa es que traje al perrete a la zona sin lluvia, le di de comer y mientras comía lo encerré ahí, fuera de la lluvia y fuera de su “goce parasitario”. 

El goce parasitario te limita la vida". 

domingo, junio 13

La intérprete

“En África el único modo de superar el dolor es salvar una vida. Si alguien es asesinado el año de luto termina con un ritual llamado la prueba del ahogado. Se organiza una fiesta junto al río. Al amanecer, al asesino le meten en una barca lo adentren en el río y lo lanzan atado para que no pueda nadar. La familia del difunto tiene que decidir: puede dejar que se ahogue o tirarse al agua y salvarlo. Los Ku creen que si la familia deja que se ahogue se hará justicia pero pasarían su vida de luto, pero, si lo salvan, si aceptan que la vida no es siempre justa, ese sólo acto podría librarlos del dolor. Porque la venganza es una actitud cobarde”.

La verdad de Hegel

 

«La valentía de la verdad, la fe en la potencia del espíritu es la primera condición del estudio filosófico; el hombre debe respetarse a sí mismo y considerarse digno de lo más alto. La esencia cerrada del universo no alberga ninguna fuerza capaz de oponer resistencia a la valentía del conocer: no tiene más remedio que abrirse ante sí, ponerlo al desnudo ante sus ojos y ofrecer a su disfrute toda su riqueza y su profundidad ».






Georg Wilhelm Friedrich Hegel

13 junio: Día del escritor


 

sábado, junio 12

viernes, junio 11

Cuernos

"Es muy diferente la fidelidad de la exclusividad sexual, la exclusividad sexual es posible, sin embargo la fidelidad es complicada. Ofrecerle devoción a un individuo representa un enorme costo para el “fiel”, se torna en un apego en donde la idolatría y la dependencia son base. La cosa es que podemos amar a alguien y “ponerle los cuernos” con otro, a veces descubrimos que nuestros amigos son los dueños de nuestros secretos más íntimos, cosa que no sucede con la pareja, también nos apasiona nuestra vocación o nos sentimos más seguros con la familia, también es habitual preferir pasar el tiempo más con la pareja que con los amigos y así vamos por la vida poniéndole los cuernos a alguien".


Jonathan Ahumada 

Corrientes


 

Facto


 

Desgracia

"Pasada cierta edad, todas las aventuras van en serio.

 Igual que los ataques cardíacos".

 J. M. Coetzee

 

miércoles, junio 9

Auto conocimiento

"El autoconocimiento no es un fenómeno puramente cognitivo. El autoconocimiento pasa por un proceso que es como un descenso a los infiernos, que duele; para reconocer cómo es uno, tiene que reconocer que uno NO es ese personaje ideal que cree ser cotidianamente, ese personaje que uno le muestra a los otros. Como es uno de verdad, se va descubriendo poco a poco. Pero el viaje por el autoconocimiento pasa por encontrarse con la sombra, que es lo asqueroso, lo pecaminoso, lo prohibido y lo demoníaco.  Y quien no se encuentra con el diablo dentro de uno mismo, todavía está muy a medio camino en el viaje interior, no ha viajado en serio, se ha quedado en la superficialidad".


Lo sabes

"En la vida sabes cosas, el asunto es que, de todo eso que sabes, hay algunas cosas que no quisieras saberlas y ahí ocultas, racionalizas, evades, miras para otra parte, distorsionas lo que sabes y te abrazas a las mentiras, porque esas mentiras te dan estabilidad. Aunque sigas cargando con aquello que sabes pero no quieres reconocer".

Deseo

"Te voy a decir algo, pon mucha atención:

Cuando alguien te gusta lo sabes,

pero no sabes por qué te gusta,

ese es el deseo".


Jonathan Ahumada

domingo, junio 6

# El libro de hoy

Pareidolia es una recopilación de escrituras liberadas de las sujeciones entre lo clásico y lo convencional. Pareidolia es como una experiencia romántica en la que la figura y fondo de escrituras adquieren el relieve de formas y valoración de fuentes de referentes y derivas lectoras. Pareidolia disemina la capacidad de encontrar imágenes reconocibles donde quizás no las hay, es como el trance en un espejo deformante en trayectoria de colisión con desarrollos teóricos y estéticos no convencionales, en un presente ilusorio y metafísico del avance de la dialéctica que recoge de lectura en lectura, de poetas, escritores, novelas, ensayos, elementos significativos que persiguen dar cuenta de obras literarias en el arduo intento de manifestar la música interior que resuena en la escritora. Ana Abregú, con Pareidolia, recopila textos críticos sobre diversas obras literarias que estimularon un trabajo sobre la palabra y la exploración sobre las posibilidades del lenguaje.

Este volumen incluye comentarios críticos sobre obras de escritores latinoamericanos, Noé Jitrik, Roberto Ferro, Germán García, Luís Benítez, Claudia Otsubo, Nicolás López Pérez, Eugenia Limansky, Nilda Barba, Mariel Pardo, Julio Barco, Assen Kokalov, Dante Avaro, Rosario Castellanos, Liliana Bellone.

 

sábado, junio 5

Resonancia


Las perlas de colores se colocan juntas solas por la resonancia de los cristales de cuarzo. Cada color tiene una resonancia distinta. De la misma manera nos agrupamos las personas que vibramos en la misma frecuencia. Así es como funciona el universo.


jueves, junio 3

Jardín mental


 

El vínculo

Hacer un vínculo desde la atracción física es hacer vínculo con un objeto (decorativo en este caso), a éste objeto le das uso, el tema es que entre más uso le des al objeto más rápido te aburres de él y eso es inevitable. Si sigues en ese camino de ingenuidad lo único que podrías hacer es cambiar de objeto, sin embargo estás condenado a estar incapacitado a sostener un vínculo con un sujeto.

Piensas que porque ya te gusta serán una buena pareja, construirán lazo y las cosas fluirán, pura ingenuidad, aunque no te preocupes, los ingenuos suelen ser muy felices. Hacer lazo ya implica otros aspectos que van más allá de una atracción física, se forman vínculos y al hacer vínculos ya estás trascendiendo al objeto para encontrarte con el sujeto.

Por eso hoy en día abundan las relaciones sin vínculos, no sabemos hacer vínculos pues básicamente estamos extraviados de nosotros mismos (estudiar el fenómeno de la enajenación desde Erich Fromm), un individuo perdido de sí mismo no puede encontrarse con otro extraviado. ¿Qué les une? El delirio de qué se atraen y ya con eso pueden generar un vínculo, no es así, se atraen y pueden disfrutarse (hasta aburrirse) más no generar un vínculo.

Dentro de ese fenómeno de la relación entre los que se atraen físicamente y fracasan en la vinculación está el acto sexual como “performance”, el vacío se pretende ocupar con “espectacularidad”: potencia sexual, juguetes, múltiples posiciones, físicos impresionantes, erecciones prolongadas, orgasmos cósmicos y demás, ese sexo vacío sigue la narrativa de cualquier show de tv. Es curioso que ante tanto alarde hoy en día sean los más jóvenes los que usen viagra y abunden más los casos de insatisfacción sexual e inapetencia. Sin duda es la neurosis histérica en una muy buena representación.

Sin vínculo necesitas volverte objeto, ser atractivos permanentemente (ese es el deseo de los que padecen trastornos dismórficos corporales), quedarte en la pose perpetua. El vínculo permite que seas lo que eres, un individuo que va más allá de sus cualidades, alguien que puede mostrarse temeroso, angustiado, vulnerable y no encuentra conflicto frente a eso, al contrario, encuentra aprecio, ese es el poder del vínculo. Sin embargo hoy en día las relaciones (pareja, amistad, familia y demás) se distinguen por carecer de vínculo.


Jonathan R. Ahumada

Clínica de las emociones

El camino de los poemas

"El poema, dado que efectivamente es una forma de aparición de la lengua, y por tanto de esencia dialógica, puede ser una botella al mar, abandonada a la creencia —no siempre muy esperanzada, por cierto— de que algún día y en alguna parte, pueda ser recogida en una playa, en la playa del corazón tal vez. Los poemas, en este sentido, también están en camino: se dirigen a algo".


Paul Celan 

Secretos


 

Pitágoras: el auténtico padre de la música

Al leer el osado título de este artículo —porque sospecho que los muertos no conocen de barreras lingüísticas—, es muy probable que el espíritu del venerable pero colérico Johann Sebastian Bach (1685-1750) venga en persona, con todo y los blancos rizos de su peluca agitándose por la ira, a jalarme las patas para que me retracte por lo que acabo de escribir. Pero sí, señor Juan Sebastián: aunque usted porte el título, fue un griego y no un alemán quien inventó esa sublime combinación de sonidos, silencios y tiempo que llamamos música.


Pitágoras de Samos (582-507 a. C.) fue uno de los sabios más importantes de la Grecia antigua. Además de filósofo, era astrónomo, matemático y fundador de su propia escuela de pensamiento: la escuela pitagórica. Pitágoras concebía al Universo como un ordenamiento superior, cuyo complicado entretejido podía ser comprendido a través del estudio de la aritmética y la geometría, de modo que fue uno de los primeros hombres en proponer un estudio de la Naturaleza a partir de números y formulaciones matemáticas.


Los pitagóricos —que así se llamaban y, según el pato Donald en el corto Donald in Mathmagic Land (1959), se distinguían entre sí por una estrella de cinco picos dibujada en la palma de la mano— dividieron el conocimiento en las siete artes liberales: el quadrivium—los saberes exactos—, compuesto por la geometría, la aritmética, la música y la astronomía; y el trivium —los saberes humanos, de donde vienen nuestras palabras trivia y trivial—, formado por la gramática, la dialéctica y la retórica. Como la escuela pitagórica sostenía que los fenómenos del mundo físico y el espiritual podían sintetizarse en términos de proporciones y razones de enteros, sus miembros creían que los siete cuerpos celestiales —Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno y el Sol  1 —, al girar en sus órbitas, producían sonidos que armonizaban entre sí, dando lugar a "la armonía de las esferas", de la que deriva nuestra expresión "música celestial" y la idea de que los coros concéntricos de ángeles, serafines y querubines producen una "música divina" de alabanza a Dios.


Por otro lado, Pitágoras estudió la naturaleza de los sonidos musicales. Se cuenta que un día, mientras cavilaba en algún problema geométrico, al pasar por el taller de un herrero se dio cuenta que el sonido producido por el golpeteo de los martillos cambiaba de acuerdo a la longitud de éstos, y gracias a esa idea pudo establecer la relación numérica entre las notas musicales: las mismas siete notas que deberían producir los siete planetas dando vueltas y vueltas en sus órbitas. Buscando la "armonía celestial", Pitágoras estableció relaciones matemáticas precisas para obtener sonidos agradables al oído humano. Para entender esto, hay que referirse a una figura y citar al autor Rafael Losada Liste:


Pitágoras estaba influenciado por sus conocimientos sobre las medias —aritmética, geométrica y armónica— y el misticismo de los números naturales, especialmente los cuatro primeros —tetrakis. Había experimentado que cuerdas con longitudes de razones 1:2 —los extremos 1 y 2—, 2:3 —media armónica de 1 y 2— y 3:4 —media aritmética de 1 y 2— producían combinaciones de sonidos agradables, y construyó una escala a partir de esas proporciones. Hoy los llamamos octava, quinta y cuarta porque corresponden a esas notas de la escala pitagórica diatónica —do, re, mi, fa, sol, la, si, do.


Los experimentos de Pitágoras lo llevaron a un método de afinación basado en intervalos en razón de enteros conocido como afinación pitagórica, y la escala de sonidos producida por ella se llama escala pitagórica diatónica. Y aunque los nombres de las notas que conocemos llegarían hasta el Medievo, y si bien Pitágoras no tuvo nada que ver con los bemoles y sostenidos que se usan en la música actual, creo que su idea de un orden cósmico que puede expresarse en métodos matemáticos, y de que éstos son asequibles a los sentidos a través de sonidos que nos hacen vibrar por una especie de cualidad intrínseca que los hermana con los cuerpos celestes y con los mismísimos ángeles, es suficiente para decir que fue el señor de la estrella de cinco picos, y no el de la polvosa peluca —de quien ya habrá oportunidad de hablar— quien merece el derecho de paternidad sobre esta preciada creación llamada música.



Revista Bicaalú

miércoles, junio 2

En el centro


 

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Lo más inteligente que puedes hacer en la vida

Jesús Quintero: "Señor Gala, ¿qué es lo más inteligente que se puede hacer en esta vida?"

Antonio Gala: "En principio yo le diría: irse a una playa. Pero en el fondo, de verdad, tengo que decirle que salir de esta especie de laberinto en que nos han metido, una vida que no es la nuestra y que no es la mandada. Que es una organización que necesita esclavos para seguir manteniendo la pura organización que necesita esclavos, y así hasta el final. Salirse de esa cadena terrible, desencadenarse. A riesgo de la soledad, a riesgo de la falta de comprensión, pero irse un poco al campo, en el mejor de los sentidos. Salir de esa extraña y monótona esclavitud de cada día. Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma. Eso es la inteligencia. Porque una inteligencia que no nos ayude a vivir, no la quiero. No me sirve para nada. No creo que le sirva para nada a nadie".

martes, junio 1

Las Psicosis

"Ser psicoanalista, es sencillamente, abrir los ojos ante la evidencia de que nada es mas disparatado que la realidad humana. Si creen tener un yo bien adaptado, razonable, que sabe navegar, reconocer lo que debe, y lo que no debe hacer, tener en cuenta las realidades, sólo queda apartarlos de aquí. El psicoanálisis, coincidiendo al respecto, con la experiencia común, muestra que no hay nada más necio que un destino humano, o sea que siempre somos embaucados. Aún cuando tengamos éxito en algo que hacemos, precisamente no es eso lo que queríamos. No hay nada más desencantado que quien supuestamente alcanza un sueño dorado, basta hablar tres minutos con él, francamente, como sólo lo permite el artificio del diván psicoanalítico, para saber que, a fin de cuentas, el sueño es precisamente la bagatela que le importa un bledo y que además está muy molesto por un montón de cosas. El análisis es darse cuenta de esto y tenerlo en cuenta"

J. Lacan, Seminario 3