« A punto de ofuscarse comprendió en seguida que Kitty no podía ofenderle de alguna manera, desde el momento en que ella formaba parte de su propio <<yo>>. Así, por ejemplo, nos ocurre alguna vez que sentimos en la espalda un dolor muy vivo. Nuestra reacción más inmediata es la de volvernos, creyendo que nos han dado un golpe; ávidos de venganza, vemos que no hay alguien y, convencidos de que ha sido un accidente, tenemos que soportar en silencio el mal que nosotros mismos nos hemos hecho.
Levin, por tanto, nunca pudo haber experimentado tan claramente aquella impresión. Necesitó algún tiempo para recobrar el equilibrio. Quería demostrar a Kitty su injusticia, pero al echarle a ella la culpa, la habría irritado más. Un sentimiento muy natural le impulsaba a disculparse; otro, más violento, a no agravar más la situación. Resignarse al azote de una injusticia era cruel, pero áun lo era más querer suavizarlo con un pretexto de justicia. Con frecuencia un hombre adormecido lucha contra un mal doloroso del que intenta librarse, y al despertar comprueba que aquel mal estaba en el fondo de sí mismo »
Levin, por tanto, nunca pudo haber experimentado tan claramente aquella impresión. Necesitó algún tiempo para recobrar el equilibrio. Quería demostrar a Kitty su injusticia, pero al echarle a ella la culpa, la habría irritado más. Un sentimiento muy natural le impulsaba a disculparse; otro, más violento, a no agravar más la situación. Resignarse al azote de una injusticia era cruel, pero áun lo era más querer suavizarlo con un pretexto de justicia. Con frecuencia un hombre adormecido lucha contra un mal doloroso del que intenta librarse, y al despertar comprueba que aquel mal estaba en el fondo de sí mismo »
León Tolstoi -Ana Karenina