"Sentía tan profundamente lo que decía y estaba tan emocionado que mi voz se quebró y, ocultando el rostro entre las manos, rompí a llorar. Sólo escribo la verdad. No sabía nada de las contradicciones que había en mi interior, así como en el de la mayoría de los hombres; de las cosas que hubieran podido ser distintas, y mucho mejores de lo que eran; de las veces que me había negado a escuchar la voz de mi propio corazón".
Charles Dickens
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