"Y ¿Qué duele? Aquello de lo que uno reniega, eso duele.
Renegación.
-"Ya no le amo, de hecho nunca le amé."
-"Puedo reemplazar al otro, también me puedo reemplazar a mi mismo, ser “otro”, reemplazar el destinatario de mi discurso amoroso."
-"La vida puede seguir sin el otro, no ha pasado nada."
-El otro no existe, quemando cartas, haciendo rituales me voy a “exorcizar” del otro.
-"No hay pérdida, sólo hay aprendizaje o incluso en algunas cosas, he ganado."
-"No se ha trastornado mi mundo, ni mi visión de las cosas, todo aquí sigue muy normal, soy muy fuerte y resiliente."
¿En donde está el dolor? En la renegación. Lo que se reniega persiste, la renegación es la manera más segura de complicar un duelo, de invocar la repetición.
Elaborar el duelo no es “soltar”, es responder a la pregunta ¿qué hago con este amor que ya no puedo entregar?
Elaborar un duelo desamoroso no es soltar a alguien, consiste en dejar de ser aquella persona que fuiste gracias a esa persona que ya no está, esa persona requiere desaparecer, ser transformada, ese es tu camino hacia la elaboración."
Jonathan R. Ahumada
Clínica de las emociones
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