« Las musas fueron deidades de la mitología griega, que inspiraban las ciencias o las artes. Eran nueve y vivían en el Parnaso junto al dios Apolo.
El Siglo de Oro de las letras y las artes hispanas dejó muchos nombres masculinos de grandes escritores, pintores, artistas en general pero, como siempre, pocos nombres de mujeres. Sor Juana Inés de la Cruz no fue sólo uno de esos pocos nombres escogidos; además de ser una de las mujeres escritoras más importantes del siglo XVII fue una defensora del derecho de las mujeres a acceder a la intelectualidad.
Sor Juana aprendió a leer a los tres años con la ayuda secreta de su hermana mayor. A los cinco ya sabía leer. Era una mujer exigente: no no dudaba en cortarse un mechón de pelo como auto castigo cada vez que no conseguía aprender todo aquello que ella consideraba necesario. Para Juana, la cabeza antes debía llenarse de ideas más que de “hermosuras”.
A lo largo de 20 años Sor Juana Inés de la Cruz escribió poesías, ensayos, novelas y comedias, y fue considerada una de las mujeres más destacadas de su tiempo ya que se sabe, contaba con más de 4 mil volúmenes en su biblioteca, la que a su vez se consideró la más rica de América Latina en ese tiempo.
Los críticos le dieron el sobrenombre de “La décima musa” por ser la mujer más destacada de su época y por la calidad de sus obras.
Es la décima musa porque antes de ella hubo otras nueve: nacidas cuando Zeus se unió a Mnemosine nueve noches consecutivas.
Estas jóvenes musas a las que se les reconoce, como sumamente bellas y son:
Calíope: musa de la poesía épica.
Clío: musa de la historia.
Erato: musa de la poesía lírica.
Euterpe: musa de la música, especialmente la de la flauta.
Melpómene: musa de la tragedia.
Polimnia: musa de los cantos (himnos).
Talía: musa de la comedia.
Terpsícore: musa de la danza y poesía coral.
Urania: musa de la astronomía y poesía didáctica.
Ellas son Nueve, y bajo la grandeza y excelencia de Sor Juana se le Nombra como la Décima Musa ».
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