Todas las relaciones tienen sus crisis y sus altibajos. Buenos tiempos y tiempos nada buenos, eso es perfectamente normal. Pero cuando las bajadas son más prolongadas, frecuentes o intensas que las subidas, surge muy frecuentemente la duda si debemos o no permanecer en esa relación.
« La duda:
Ya de que surge la duda o la pregunta en tu cabeza, es que las cosas no están bien. Las causas pueden ser varias:
• Un tema personal (tuyo o de tu pareja)
A. Estás aburrido, harto, desesperado, hay alguien más, algo muy grave hizo tu pareja que te lastimó, tienes miedo o simplemente ya no le amas o, amándole, sientes que quieres hacer otra cosa de tu vida.
• La dinámica entre ambos.
A. Pueden quererse o no; ser muy buenas personas en lo individual, un encanto con los amigos y extraños, pero la dinámica o la química entre Ustedes sólo les alcanzó para una temporada juntos.
B. Su relación puede estar tan viciada o desgastada que ya no es sencillo revertir el daño causado.
C. Las ofensas, infidelidades o agresiones son la norma en su relación.
¿Tu duda es sobre irte o quedarte o más bien ya tienes decidido irte y sólo estás buscando la forma de ejecutar tu decisión sin que ello tenga ninguna consecuencia negativa para ti y que todos queden en paz?
Tus opciones y sus consecuencias
• No tomar acción y sólo esperar.
A. No hacer algo es mantenerse con muchos altibajos. Es como una montaña rusa emocional que te deja mucha incertidumbre acerca de tu futuro en la vida de relación con la persona que hoy estás.
B. Con el desgaste cotidiano, tu energía y calidad de vida se deterioran rápidamente y quedas exhausto/a para poder tomar decisiones coherentes.
C. Pensar que los períodos de calma son señales de que ya todo se va a arreglar, especialmente cuando son cíclicos: Ya te diste cuenta que luego invariablemente llega una tempestad cada vez peor que la anterior.
D. Las emociones se acumulan. Puede ser el resentimiento que te lleve a explotar un día y mandar todo al diablo o el miedo que te obligue a aceptar lo que una vez fue inaceptable para ti.
E. Puedes pasarte muchos años en esta montaña rusa. Pero ten en cuenta los efectos emocionales y en tu salud física de mantenerte en este estrés.
F. Puedes caer en la resignación y conformarte con vivir una vida a medias.
• Tomar acción ya porque estás en desesperación.
A. No estás decidiendo en libertad, pues estás condicionado/a por tus emociones. Reaccionas más desde el instinto.
B. Puedes decir o hacer cosas que lastimen a tu pareja y a la relación.
C. Puedes arrepentirte cuando todo se haya enfriado, pero quizá sea demasiado tarde.
• Conversar con tu pareja acerca de tu sentir y considerar opciones que reparen la relación.
A. Una conversación así puede dar lugar a reclamos y a remover asuntos dolorosos del pasado, pero limpiar la casa es la única manera de sacar la mugre. Poner todo debajo del tapete sólo hace que se acumule.
Rumiaciones comunes al tomar cualquier decisión
• Si te quedas
A. Pensar que eres tonto/a o débil o que estás dejando que el otro te vea la cara al quedarte porque “quién sabe cómo te convenció”.
• Si te vas
A. Pensar que te precipitaste.
B. Cierta dosis de remordimiento pensando que podrían haber hecho o intentado más.
C. La duda de si “te estarás equivocando”.
D. Miedo a la crítica y el juicio social.
E. Que surja culpas por creencias sociales, familiares o hasta religiosas.
F. Cierta ambivalencia si la relación era muy mala.
G. Por un lado la pérdida y la tristeza por lo que ya no fue y, por el otro, el alivio de no estar más en una prisión sin rejas.
Señales a observar
• Para considerar quedarte
1. Que ambos quieran.
2. Que ambos reconozcan que han metido la pata y que por eso su relación está tan mal… No importa si alguien la metió 10% y el otro 90%, lo esencial es que se reconozca.
3. Que ambos estén de acuerdo en las soluciones que creen que pueden funcionar, sin descalificar alguna sin haberla probado o intentado antes.
4. Esto incluye la ayuda profesional.
• Para considerar irte
1. Que uno no quiera quedarse.
2. Que uno culpe al otro por lo mal que está la relación y que no asuma su parte en el asunto.
3. Que uno no quiera buscar o recibir ayuda de algún tipo descalificando todo proceso como “la terapia no sirve”, “los libros no te dicen algo nuevo”, “yo no creo en los terapeutas” y que a cambio no ofrezca ninguna alternativa realista y sólo se quede con un “vamos a echarle ganitas”.
4. Que no conversen sobre el estado de su relación o que, haciéndolo, nunca lleguen a acuerdos concretos y que se la pasen haciendo como que "no pasa nada", cuando en realidad nada cambia o incluso empeora.
5. Cuando ya han intentado todo lo viable, incluso la terapia y nada ha funcionado.
6. Que casi todos los días del año te hagas la misma pregunta "¿Me voy o me quedo?"
Una pequeña prueba:
Considera estos dos escenarios como posibles:
1. Quédate:
Hoy decides quedarte en esta relación para siempre, justo así como es y justo así como está.
Sí, pero…
2. Márchate:
Hoy decides terminar esta relación para siempre, sin importar qué pase en el futuro, no podrás jamás regresar a ella.
Sí, pero…
Si en cada escenario hiciste el ejercicio de imaginar esa posibilidad como una realidad y…
A. Pusiste “peros” en uno, pero en el otro no, quizá esta última es la decisión que debas tomar.
B. Si no pusiste “pero” en alguno, entonces toma la decisión que para ti sea más lógica o conveniente.
C. Si pusiste “pero” en ambas opciones, quizá necesites asesoría profesional para clarificar tus pensamientos y emociones, pues una parte de ti quiere una cosa y otra quiere la otra.
Consecuencias
Si decides irte
• Preparate para tu duelo.
A. La pérdida, las emociones que vendrán, la reubicación de tu actual pareja al “reino” de los exes y el tener que adaptarte a un nuevo estilo de vida.
• Tu pareja podría rehacer su vida emocional antes que tú.
• Sé sensible con tus hijos si los hay y busca para ellos un asesoramiento terapéutico.
• Trata a tu pareja con dignidad; sin agresiones, ataques o acusaciones.
• Ten dignidad y cuídate. Tu pareja puede quedar muy resentida o lastimada por la herida narcisista y puede buscar la venganza.
• No te aísles de tus amigos y familia, aunque algunos se marcharán por sí solos.
Si decides quedarte
• Suspendan toda hostilidad y agresión de inmediato de manera consciente y voluntaria.
• Habrá recaídas. Cambiar hábitos y patrones lleva tiempo.
• Busquen ayuda y sean constantes con su proceso terapéutico. Nada debería ser más importante que reparar su relación.
• Sean honestos en todo momento; especialmente si sienten que no están avanzando con esto.
Los peores errores en el proceso de decidir
• Decir que quieres terminar cuando estés muy enojado/a.
• Romper porque alguien te haya “calentado la cabeza”.
• Irte de la relación porque hay otra persona. Si ya te estás viendo con alguien más, lo más honesto es poner una pausa a aquella relación, terminar con esta y luego retomar la que deseas.
• Esperar que suceda un milagro o que el tiempo todo lo cure.
• Quedarte sólo por tus hijos (o usarlos como excusa para quedarte).
A. Un niño normal siempre quiere que sus padres estén juntos sin importarle mucho la calidad de la relación.
• Tomar la decisión unilateral, sin haberlo hablado antes con tu pareja.
A. Salvo casos de agresiones o faltas recurrentes sobre las que no se ha reconocido responsabilidad en el pasado.
Una pista final
• Si eres una persona que basa sus decisiones en el miedo
A. Si te quedas, es para soportarlo todo.
B. Si te vas, es porque ya no aguantas más.
• Si eres una persona que basa sus decisiones en la acción
A. Si te quedas, es porque estás dispuesto/a a hacer algo para reparar la relación.
B. Si te vas, es porque sabes que deberás tomar riesgos, comunicar decisiones difíciles y porque te harás cargo de la parte que te toca.
C. Otros también saldrán lastimados, pero cada uno debe asumir la parte de responsabilidad sobre sí mismo que le toca.
Pregúntate no sólo por qué quieres terminar o quedarte, sino qué es lo que quieres iniciar a partir de esa decisión »
Mario Guerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario