"Dos hombres se enfrentan en una planicie llena de diamantes. Uno, con avaricia y orgullo, muestra, cual un trofeo, un diamante igual a los que yacen abandonados en el suelo. El otro, envidioso, se lo arrebata gritando: «¡Este es el que yo quiero, solo este!». Luego saca un arma y desintegra al que considera su enemigo. Apenas tiene la piedra preciosa en sus manos, deja de desearla. Con disgusto la tira, sin darse cuenta de que los innumerables diamantes que yacen en la planicie son todos los que a través de su vida ha ido arrebatando a los otros y luego arrojando lejos de sí."
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