"¿Qué representa mejor el respeto
que tenemos por quien murió;
un NO al duelo y me quedo
con el dolor y el enojo
o un SÍ a la vida
y doy espacio al amor?"
GPI
"Tu presencia está conmigo fuera y dentro. Es mi vida y no es mi vida- Así como una hoja y otra hoja son la apariencia del viento que las lleva." Luis Cernuda.
De todos los miedos que puede llegar a sentir el ser humano, sólo tres son realmente innatos: miedo a caer (al vacío), miedo a los ruidos fuertes y miedo al abandono. Son miedos útiles para la supervivencia del individuo. Todos los demás temores son construcciones mentales de lo que sentimos.
Entre los miedos reales está el miedo al abandono. Es por ello que un niño pequeño sufre al vivir sus primeros días de escuela. Piensa que su mamá no va a regresar por él, que lo dejará ahí para siempre.
Cómo pueden pensar esto si los amamos y creemos que saben que son lo más importante para nosotros; sin embargo, el niño no cesa su llanto hasta que se le deja un reloj o un accesorio de su madre. " Ahora sí que volverá por mi, no se va a quedar sin su reloj."
Por irracional que pueda parecernos, este miedo se vive como real y se reactiva desde aquella etapa de angustia de separación por la que pasan los bebés entre los ocho y nueve meses de nacidos. Si no tienen a su madre a la vista significa que literalmente desapareció y sufren por ello.
Es indudable que nos cuesta mucho separarnos de las personas que queremos, que necesitamos - o ambas cosas -, pero lo que yace subterráneo no es que no estés, es que me dejaste.
Tiene una connotación totalmente diferente. Pareciera, aunque no haya sido así, que había voluntad tuya de partir, de dejarme aquí cumpliendo una misión que era nuestra y hoy solo me corresponde a mi; seguir con la crianza de los hijos cuando se trata de un divorcio, continuar tu legado si se trata de la muerte de un padre, permanecer y cuidar a nuestros padres si se trata de un hermano o proseguir con un proyecto de vida cuando se trata de un hijo.
El enemigo a vencer es la depresión. Y es que caer en una depresión profunda constituye el mayor de los abandonos, ya que inhabilita mi vida. La única persona que realmente necesito para vivir soy yo mismo".
Gaby Pérez Islas
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