viernes, febrero 21

El misterio envuelve por completo mi destino

« Soy joven y soy poeta (si es que el amor hacia lo Bello puede crear poetas) y deseo serlo. Soy irremediablemente poeta.

Soy asombrosamente perezoso y maravillosamente activo. Tengo periodos en que cualquier actividad intelectual significa para mi una tortura, y nada me satisface sino la comunicación solitaria con las "montañas y los bosques", los ídolos de Byron. Pierdo así meses enteros en vagar, en soñar, para reanimarme al fin en una suerte de locura por mi trabajo. Entonces borrajeo cuartillas todo el día y leo durante toda la noche, mientras me dura la fiebre. No soy ambicioso más que en forma negativa. Pero de cuando en cuando me asalta de improviso el deseo de golpear a cualquier imbécil, simplemente porque me repugna dejar creer a un imbécil que puede golpearme a mi. Soy profundamente concsiente de una vanidad, de la cual casi todo el mundo le gusta hablar; de la vanidad de la vida temporal. Paso mi vida entera soñando el porvenir. No creo en la perfección del hombre. No pienso que el trabajo humano puede lograr efectos apreciables sobre la humanidad. Cada hombre es más activo, pero no es ni más feliz ni más sabio que hace seis mil años.

Vosotros me pedís "un relato sobre mi vida," pero luego de cuanto he escrito estaréis seguros de que no tengo nada que decir. Estoy muy persuadido de la inanidad de las cosas temporales para dedicar una seria atención a la nada. Mi vida no ha sido más que capricho, ilusión, pasión, deseo de soledad, desprecio del presente, anhelo del porvenir.

Escribo por necesidad mental, para satisfacer mi gusto y mi amor por el arte.

"No fui en la infancia como los otros
ni nunca vi como los otros vieron.
Mis pasiones yo no podía
hacer brotar de fuentes iguales a las de ellos;
y era otro el origen de mi tristeza,
y era otro el canto que despertaba
mi corazón para la alegría.
Todo lo que amé lo amé solo.
Así en mi infancia, en el alba
de mi tormentosa vida, irguióse,
desde el fondo de todo bien o todo mal,
desde cada abismo, encadenándome,
el misterio que envuelve mi destino..."


"El cuervo dijo: 'Nunca Más'
¡Que sea esta palabra la señal,
pájaro o espíritu diabólico,
de nuestro adios! 
¡Retorna a la borrasca
y al borde de la Noche Plutoniana!
¡No dejes pluma negra
como prenda de tu mentira! »
Edgar Allan Poe

Magia

« Tal vez parece que me pierdo en el camino, 
pero me guía la intuición.
Las cosas brillantes siempre salen de repente, 
como la geometría de una flor »
Gustavo Cerati
AlbumFuerza Natural.

Sólo te amo


Acaso no lo sabías


Yo jamás digo algo en lo que no creo


El socialismo de Fedor Dostoievski


Me seducen las mentes


Atracción mental


Rebelión social


domingo, febrero 16

Old man

Neil Young

El temor de un hombre sabio

« Hay dos tipos de secretos. Hay secretos de la boca y secretos del corazón. La mayoría de los secretos son secretos de la boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Esos secretos ansían liberarse por el mundo. Un secreto de la boca es como una china metida en la bota. Al principio apenas la notas. Luego se vuelve molesta, y al final, insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto más los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan para que los liberes.

Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, escondérselos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón, y cuanto más se los guarda, más pesados se vuelven. Es mejor tener la boca llena de veneno que un secreto del corazón. Cualquier idiota sabe escupir el veneno, pero nosotros guardamos esos tesoros dolorosos »

Patrick Rothfuss

Trópico de cáncer

« Codo a codo con la raza humana corre otra raza de seres, los inhumanos, la raza de los artistas que, estimulados por impulsos desconocidos, toman la masa inerte de la humanidad y, mediante la fiebre y el fermento de que la imbuyen, convierten esa pasta húmeda en pan y el pan en vino y el vino en canción. Con el abono muerto y la escoria inerte producen una canción que se contagia. Veo esa otra raza de individuos saqueando el universo, dejando todo patas arriba, con los pies chapoteando, siempre en sangre y lágrimas, con las manos siempre vacías, siempre tratando de agarrar y asir el más allá, el dios inalcanzable: matando todo lo que está a su alcance para calmar al monstruo que les roe las entrañas. Lo veo cuando se arrancan el cabello en su escuerzo por comprender, por aprehender lo que es eternamente inalcanzable, lo veo cuando braman como bestias enloquecidas y se precipitan dando cornadas, veo que está bien y que no hay otro camino. Un hombre que pertenezca a esa raza ha de subir al lugar más alto y arrancarse las entrañas, mientras pronuncia palabras incoherentes. ¡Está bien y es justo, porque debe hacerlo! Y todo lo que se quede corto con respecto a ese espectáculo espantoso, todo lo que sea menos escalofriante, menos aterrador, menos demencial, menos embriagado, menos contagioso, no es arte. El resto es falso. El resto es humano. El resto corresponde a la vida y a la ausencia de vida ».


Henry Miller

La desaparición de la Literatura. El libro por venir

« ¿Cuáles son las tendencias de la literatura actual?, o bien: ¿Hacia dónde va la literatura?. Sí, pregunta sorprendente, lo más sorprendente, no obstante, es que si hay una respuesta es fácil: la literatura va hacia sí misma, hacia su esencia que es la desaparición »

Maurice Blanchot


El golpe

« Pero muy pronto algo empezó a moverse. Los primeros en reaccionar fueron los que se animaron a hablar en voz alta del terror secreto, y a exigir que los desaparecidos volvieran a aparecer, y vivos, como se los habían llevado de las casas. En primer lugar, las madres de los secuestrados. Durante todos esos años habían peregrinado de un lado a otro en busca de sus hijos y ahora cambiaban de estrategia, hacían público su reclamo, se mostraban, pedían cuentas, “manifestaban”, algo que parecía olvidado en la Argentina. Jueves a jueves, cubierta la cabeza con un pañuelo blanco, daban vueltas a la pirámide que hay en Plaza de Mayo, para exigir la atención de los asesinos. Simplemente estaban allí, no faltaban nunca, y su presencia era una terrible forma de denuncia. 

Fueron muy valientes -reclamar era peligrosísimo en esos tiempos-, pero su valentía fue recompensada ampliamente: no sólo la Argentina sino en el mundo entero los pañuelos blancos de las Madres de Plaza de Mayo terminaron siendo un símbolo, la señal de que, las que estaban debajo de ellos, iban a defender fervorosamente los derechos humanos, esos derechos que todos tenemos por el solo hecho de ser personas y que nadie, ningún golpista, ningún torturador, ningún asesino, tiene derecho a quitarnos. 

Hubo, además de las Madres, otras organizaciones, algunas antiguas y otras nuevas, que se hicieron oír. En especial, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (A.P.D.H), de la que formaron parte muchos de los abogados que tenían a su cargo esos famosos hábeas corpus, algunos políticos, intelectuales… Pero también el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (M.E.D.H), el Centro de Estudios Legales y Sociales (C.E.L.S), el Servicio Paz y Justicia, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, y otras dos organizaciones que, como las de Madres de Plaza de Mayo, estaban vinculadas con la desaparición de personas: Familiares de Detenidos-Desaparecidos y Abuelas de Plaza de Mayo, que reclamaban y siguen reclamando especialmente por la restitución de los niños nacidos en los campos de detención y tortura. 

Por ese entonces ya se comenzaba a hablar en todo el mundo del terror argentino. En Francia hubo varias marchas por los desaparecidos. Y para colmo, en 1980, la Academia Sueca le dio el Premio Nobel de la Paz a Adolfo Pérez Esquivel, un argentino cristiano miembro del Servicio Paz y Justicia y defensor de los derechos humanos. 

Todo eso perjudicaba mucho al gobierno, que contraatacaba diciendo que eran puras mentiras y “propaganda antiargentina”. ¿Cómo se atrevían esos extranjeros a criticarnos, a pedirnos cuentas? Incluso mandó imprimir unos cartelitos que decían “los argentinos somos derechos y humanos”. Les parecía un buen chiste, y muchos se sintieron “patriotas” pegándolos en las vidrieras y los parabrisas de sus autos, como quien pega los colores del club. 

De manera que se podía decir que, hacia 1981, cinco años después del golpe, los golpistas ya no estaban pasando por sus mejores momentos. Los defensores de los derechos humanos los acosaban implacablemente. El mundo comenzaba a mirarlos con sospecha. Muchos de los empresarios que los habían apoyado en los primeros años, o que al menos los habían dejado hacer a su antojo, estaban atravesando tiempos difíciles y comenzaban a pasarse al bando de los cuestionadores » .


Graciela Montes




La soledad del habitante

« Constantemente medito en el crepúsculo 
sobre la vida que arrecia, ligera y aparente, 
endeble como el ala de la mariposa, 
sombra que tizna las manos, ruido de la esfera 
que hace cuando se mueve, amada esquiva 
a la que te confías apasionadamente 
lamiéndola en el cansancio de los días. 
Tu estela de ceniza inacabable 
se proyecta en el néctar engañoso de un tarro de miel 
que probaste enfermo en crudo invierno. 
El corto recorrido de la senda 
cual décima de segundo aleteante 
en pos de un tránsito que no conoce 
compite con la vasta inmensidad 
que hace tener el gesto malogrado 
se traza en el estéril y doloroso oficio 
de la conformidad y de la insatisfacción de las cosas domésticas. 
Desvela quién hay dentro de ti, lo que tan poco eres. 
Roedor de soledad en el tránsito efímero, 
inhóspita nevisca que lentamente extingue, 
ciego corcel que estruja los pretéritos 
y lentamente envejece en pos de un destino que no conoce, 
prófugo al que traiciona 
el desencanto de tu humana cárcel 
donde vives confinado. Incógnita ventisca de los huesos 
en el no ser que antes fue feudo heredado. 
Mientras el diario existir desfallece 
la veleidosa sale a recibirnos 
casi sin anunciarse, en habitual visita de puntillas 
al que elige, tras la fatuidad itinerante 
presto a quebrarnos las vértebras como piezas de cerámica 
en expolio, acude a nuestra cita 
el peor enemigo y el más nublo agorero 
y está a punto de dormir el corazón en su letargo 
la imagen imaginada de la muerte »
Mario Ángel Marrodán


sábado, febrero 15

¿Qué se gana con la mentira?


Ser anarquista por Errico Malatesta


Un periodista libre


Los oprimidos de Élisée Reclus


Es mejor actuar


La tregua


La gente que muerde la mano


La opinión de un sabio