martes, diciembre 18

Sueños de robot

« Después de cientos de miles de millones de años pensó en él, de pronto, como Ames. No en la combinación de longitud de onda que, a través del universo, era ahora el equivalente de Ames, sino en el sonido en sí. Le volvía un leve recuerdo de ondas sonoras que ya no oía y ya no podía oír. El nuevo proyecto aguzaba su recuerdo de tantas y tantas cosas de eones y eones de antigüedad. Redujo el vórtex de energía que sumaba el total de su individualidad y sus líneas de energía se tendieron hasta más allá de las estrellas.

(...)

Y Ames vio también y recordó que en tiempos había sido un hombre. La fuerza de su vórtex partió la cabeza por la mitad, y escapó por las galaxias siguiendo la huella energética de Brock... de regreso al infinito destino de la vida. Y los ojos de la destrozada cabeza de materia seguían brillando con la humedad que Brock había puesto allí para representar las lágrimas. La cabeza de materia hizo aquello que los seres-energéticos ya no podían hacer. Y lloró por toda la humanidad y por la frágil belleza de los cuerpos de los que en tiempos se habían desprendido, hacía millones de años »
 
 
 Isaac Asimov