martes, diciembre 18

De qué nos enamoramos


« –Hola –susurró. – ¿Estás durmiendo? Olía a alcohol y a tabaco. Le temblaba en el rostro la luz azulada del televisor, pero por primera vez en mucho tiempo parecía estar feliz. Apagué el televisor y cerré los ojos. Quería, más que cualquier cosa, olvidar esa felicidad en su rostro, pero no podía. Quería olvidarla durante años, pero esa noche no había algo qué hacer.–Hoy he conocido a alguien –dijo. –Un médico. Hemos hablado, me ha llevado a su casa, hemos hecho el amor.No sé que pensé en ese momento. Pensé que estaba sucediendo. Pensé que las palabras más sencillas eran las que dolían más. Las miradas más sencillas, la felicidad sencilla en el rostro de la persona que amas, incluso en rostros desconocidos. Ella no era un desconocido. Yo no conocía la felicidad, sólo sabía reconocerla, y eso era un problema.–Me di cuenta de que te quiero –dijo.Se sentó en el sofá, me tocó. No me moví, ni hablé. Quizá lloré, no lo sé, estaba oscuro […] »
 
 
 Roman Simic