miércoles, julio 28

La llamada

« Ella no acostumbraba a la vibración del móvil cada vez que recibía una llamada, no podía evitar dar un respingo cuando se agitaba en su bolso. Hace meses que había optado por eliminar la melodía, desde el accidente de Patricio; formaba parte de su terapia, no de la oficial, la de los psicólogos y psiquiatras que la han tratado desde entonces sino de su propio proceso que buscaba cualquier cambio, por pequeño que fuera, que le ayudara a no recordar.

Comprobó el orígen antes de contestar: 
Número desconocido.


– ¿Sí?

– ¿Sofía?

– ¿Quién lo pregunta?

– Soy – dudó unos instantes 
 … Tu futuro.

– ¡Vaya!. Eso sí que era una auténtica sorpresa. – Le cogió de buen humor así que le siguió la corriente  Mi futuro, ¡vaya! ¡Qué sorpresa! Tienes una voz demasiado femenina y sensual para que me lo crea.


– El futuro es femenino, mi estimada Sofía, como la muerte, la esperanza o la felicidad. Como todo aquello que se hace esperar. El que utilices un artículo masculino para definirnos es un error que no deja de ser bastante cómico.

– Me parece aún más cómico que mi futuro me llame al móvil.

Estuvo un rato en silencio. Hubiera apostado la mano derecha a que estaba sonriendo.


– Llevo semanas comunicándome contigo durante el sueño. Sueños que recuerdas perfectamente ... Pero que no te has molestado en intentar interpretar. Cada vez el mensaje más claro, más nítido, más evidente ... Pero no ha habido forma. Digamos que no ha habido más remedio que utilizar un método  menos “ortodoxo” en tu caso.


Aquella voz le resultaba conocida, pero le era imposible ubicarla. ¿Podría ser que la hubiese soñado realmente? Tenía una armonía especial, era como si le hablara un arpa, era extremadamente dulce, sensual, hipnótica.

 Te escucho  le dijo – dispuesta a descubrir quién había detrás de aquella broma telefónica.

– Yo no debería existir. Es de suma importancia que yo no exista. Es ...

– ¡Venga! Déjate de tonterías ¿Quién eres? – preguntó, entre curiosa y divertida.

... absolutamente imprescindible 
 de repente su voz cambió, ahora era exactamente la voz de Sofía, era como si ella se estuviese hablando a sí misma  que empieces o termines con tu vida inmediatamente.

Definitivamente aquello dejó de ser gracioso. El momento en el que su voz se convirtió en la suya, sintió  un cosquilleo de pánico en la espalda.

 Oye, ya está bien la broma ¿vale?
– Bien, parece que empiezas a prestarme atención  Había vuelto a su dulce y seductora voz original.
– Cambiar de mi voz a la tuya es sólo una muestra, si quieres más pruebas de que esto va en serio no tienes más que pedírmelas. Tienes que ayu…

Sofía colgó.


Las manos le temblaban. La experiencia de escuchar su propia voz hablándole había sido tan impactante como la de escuchar aquella otra tan irreal, tan absorbente. El teléfono volvió a vibrar. Se le cayó al suelo por el susto, lo recogíó nerviosa y comprobó de nuevo el origen de la llamada, el localizador de llamadas hacía parpadear su propio número y su nombre sobre la pantalla. Descolgó y preguntó con una voz que, pretendiendo ser de dureza, surgió temblorosa e indudablemente atemorizada:

 ¿Por qué?...


Durante casi medio minuto no contestó, por la línea telefónica sólo se escuchaban unas voces muy lejanas, incomprensibles, parecía el rumor de una multitud de personas  hablando en diferentes idiomas. Finalmente contestó, muy lentamente, como si quisiera asegurarse que iba a entender el mensaje, la sensualidad de su voz parecía ahora teñida por una melancolía infinita:


 Así como en el mundo de los vivos se necesita sentir el cariño y el amor para recordamos que lo estamos; así es aquí también … Para hacernos recordar que un día ya no lo estaremos.

Se hizo el silencio y colgó de nuevo, tenía las manos sudorosas y estaba petrificada pese a que el corazón andaba a sexta velocidad.


Las llamadas se sucedieron una tras otra pero no volvió a contestar.  Al cabo de 10 minutos, pareció que cesaron definitivamente. Llegó un mensaje. Se atrevió a abrirlo, pensando que si no escuchaba aquella voz  sería capaz de controlar su pánico. El mensaje decía: “Sofi, ¿Pues qué estás esperando?, ¿Por qué no te vienes ya?”. Sólo una persona le llamaba así y era la que aparecía como emisora del mensaje. Aún guardaba el número de Patricio en su agenda, pese a que su teléfono quedó tan destrozado como él en el accidente.


Sofía no está segura de querer que aquellos que lean esto le crean o no; pero fuera real o sólo una alucinación, como imagino confirmarían con certeza los ilustrados e inútiles médicos, no creo que ella tenga más duda sobre qué es lo que debe hacer, así como confío que tampoco le faltará el valor para hacerlo ».