lunes, diciembre 31

14


« Vaciló. Alargó la mano y se sirvió un vaso con agua, que se bebió como alguien que acabara de cruzar un desierto. El líquido apenas sació su repentina sed [..] »

«-¿Lo ha hecho?- Preguntó de golpe. Apenas reconoció su propia voz, que sonó aguda y estridente.
-¿Si ha hecho, qué?
-¿Se ha puesto en contacto con usted? ¿Forma parte de todo esto?

El mentor se sentó, se puso con cuidado la servilleta en el regazo y se sirvió una generosa ración de pollo horneado con ensalada antes de responder. -Permite que te pregunte algo- dijo- ¿Qué importancia tendría eso?

-Toda la importancia del mundo- Balbució- Necesito saber si puedo confiar en usted.
-¿De verdad? Creo que la confianza ahora si está sobre valorada. Por otra parte, 
¿Qué he hecho hasta ahora para que me retires la confianza que te trajo hasta aquí?
-Nada.
-Entonces deberías cenar, porque tienes la tez pálida, como si no te cuidaras.
-Tengo que saberlo, ¿Lo ha reclutado también a usted?

Sacudió la cabeza, pero no era respuesta negativa a la pregunta, sino más bien un comentario de la situación.-Me parece que lo que necesitas son conocimientos, información. Nada de lo que él hasta ahora ha hecho ha sido concebido para engañarte. Si ya se mostró tal cual es ¿ Cuándo se supone que te mintió? Bueno, quizá esas pequeñas cosas que no estaban donde se suponía, pero eso parece un engaño bastante simple y necesario. En realidad, todo lo que ha hecho hasta ahora parece concebido para llevarte hasta él. por lo menos, podría interpretarse así. Te da pequeñas pistas, aunque sea "por equivocación". Te manda jóvenes para ayudarte. ¿Crees que en realidad no desea que seas capaz de averiguar quién es?

-¿Le estás ayudando o no?
-Estoy intentando ayudarte a ti. Ayudarte a ti podría ayudarle a él también. 
Es una posibilidad. Ahora siéntate, relájate y aliméntate bien. Es un buen consejo.

Apartó una silla peor el estómago se le cerró ante la mera idea de probar bocado.
-Tengo que saber que estás de mi parte.
-Tal vez consigas la respuesta al final- Se encogió de hombros. 
Clavó el tenedor en una rebanada de jitomate y se llevó la enorme rodaja a la boca.

-He venido a verte como amigos. Como antiguos aprendices. Eres una de las personas que me ayudaron a formarme, por el amor de Dios. Y ahora....

El anciano agitó el tenedor en el aire, como un director en una batuta frente a una orquesta rotundamente descoordinada. ¿Consideras amigos tuyos a las personas con las que trabajas?
-No.- Sacudió la cabeza, vacilante-. Claro que no. Pero la función de los mentores es distinta.
-¿En serio? ¿Acaso tienes algún aprendiz en más o menos la misma situación?

La pregunta quedó suspendida en el aire. Ambas personas sabían que la respuesta era afirmativa, pero no lo dijo en voz alta. Pasados unos momentos el mentor movió la mano para descartar la pregunta.

-Necesito saberlo- Insistió con brusquedad a modo de respuesta.

El anciano esbozó un gesto exasperadamente inexpresivo, apto para una mesa de póquer. Aquella actitud vaga: La misma expresión evasiva que no indicaba aprobación, desaprobación, espanto, sorpresa, temor ni cólera.

-No lo necesitas- Meneó la cabeza-. Sólo necesitas saber que soy una persona dispuesta a ayudarte. Mis motivos son irrelevantes. Quizá alguien más, en efecto, tenga algo para presionarme. Quizá no. Si blanden una espada sobre mi cabeza, o tal vez sobre uno de los miembros de mi familia, es algo independiente de tu situación. La pregunta pende siempre en nuestro mundo, ¿no? ¿Existe alguien absolutamente fiable? ¿Hay alguna relación carente de peligro? No nos lastiman aquéllos que amamos y respetamos más que aquéllos a quienes odiamos y tememos?

No contestó. El anciano lo hizo en su lugar.

-La respuesta que no puedes articular en éste momento, es: Si 

Tu elección a mi entender, es bastante simple: ¿Defenderás tu vida? ¿Puedes ganar?. En caso contrario ¿Dejarías de lado tu vida para que otro viva? Es la pregunta más interesante que se le puede hacer  a una persona como nosotros. Después de todo, nos dedicamos a reformar vidas. Pero nuestros recursos para la salvación son los conocimientos. En este caso, puede que tu vida signifique la salvación de alguien.  ¿Puedes hacer ese sacrificio? Y, si no estás dispuesto a ello, ¿Podrías vivir sin cargos de consciencia después? En apariencia, como mínimo, no es demasiado complicado. La parte complicada, es... Bueno, interna.

-Estás sugiriendo que...
El anciano hizo un gesto con la mano similar al de una garra, con los dedos largos, adelgazados por la edad.
-No estoy sugiriendo algo. Sólo estoy comentando que la opción que esta persona te ha planteado es viable.

La gente se sacrifica sin cesar para que otros puedan vivir. Los soldados en combate. Los bomberos en un edificio en llamas. Los policías en la calle de una ciudad. ¿Es tu vida tan feliz, tan productiva y tan importante para que asumamos que es más valiosa que la que podría costar?

-No puedo creer que ....-Empezó pero se interrumpió.

-lo siento- dijo, y se encogió de hombros-. Por supuesto, no te lo habías planteado de forma consciente. Pero me pregunto si no te has hecho estas preguntas de forma inconsciente que fue lo que te indujo a buscarme »